Afrodita vs Angelius ( Elemental con dados)

La ansiada guerra habia iniciado, los gritos de dolor y de gloria inundaban el lugar tal cual como los truenos sobre sus cabezas, la oscuridad reinaba, la noche habia llegado pero la bella luna era cubierta por las nubes. El fugaz destello que enceguecía se presentaba con frecuencia, básicamente luchaban en las penumbras y aquel único instante era donde podían observar a sus rivales como asi mismos.

Angelius se encontraba atrás de su ejercito observando a sus espectros y angeles avanzando sin piedad alguna contra los santos de Athena y amazonas de Afrodita del mismo modos ellos avanzaban sin importar el bando el sadismo y la frialdad era apreciada y aquello deleitaba a Lucifer. Nadie lograba llegar hasta él, sus angeles le protegían aun sin el dar una orden de ello, simplemente lo hacían porque ese era su deber y tambien podria sumir que eran sus deseos. Angelius permanecia inmóvil sonriente tras aquellas imágenes y aromas hasta que alzo la vista y contemplo a su contraparte en aquella guerra… Afrodita, sus ojos se entrecerraron y sus labios fueron humedecidos por aquel sutil movimiento de su lengua.

Sin importar sus diferentes pensamientos y acciones Angelius encontraba en aquella Olimpica una encantadora compañía, tenia incluso la capacidad de pensar en ello en medio de la guerra, ¿Quién mejor para acompañar al rey siniestro que la mas bella de todas las Olimpicas?

-Afrodita… creo que no he tenido el placer de conocerte-

Dijo con un tono seductor apareciendo justo en frente de tal bella y fragante deidad, el solo estar frente a frente podía sentir su perfume y la calidez y suavidad de su piel era apreciada con solo una mirada, apenas les separaba un metro en medio de la batalla, entre ambos una esfera oscura se formo separándolos de los demás humanos. Sin decir nada Lucifer chasqueo sus dedos y ambas deidades desaparecieron del campo de batalla dejando a muchos desconcertados.

Aparecieron en un bello bosque, la primavera estaba presente y todo estaba rodeado de hermosas flores, la brisa era grata y apenas sus cuerpos aparecieron Lucifer hizo una reverencia.

-Si deseas podemos finalizar con esta guerra… solo necesito tu mano…-

Dijo incorporándose mirándole fijamente con peculiar sonrisa, deseaba llevarla a sus dominios, efectuar todo lo que su mente enferma deseara… aprovechar la situación y la debilidad, mas que como estrategia Lucifer estaba cegado por la belleza que ansiaba poseer.

La guerra se había desatado en toda su furia; cada guerreo se encontraba en su posición preparado para atacar en el momento en que sus líderes lo especificaran. Se podía sentir el calor de los ánimos de ambos bandos; haciendo retumbar la tierra en un compás de guerra nunca antes visto. El mismo sol inclusive, había optado por empezar a esconderse temeroso de toparse al día siguiente con un campo lleno de cadáveres y sangre, tiñendo con un hermoso color naranja todo el lugar, antes de dar paso a la bellísima luna que se empezaba a crecer en el oscuro firmamento.

Inclusive a pesar de la hora, los guerreros seguían luchando, inclusive los dioses que se habían apersonado de la protección de los humanos durante aquella época seguían luchando; entre ellos la diosa Afrodita que se había incluido en una encarnizada batalla contra algunos demonios enviados de Lucifer; no portaba su armadura, más bien, portaba un hermoso atuendo negro, cuya blusa sin mangas se abría en V sobre su pecho, dejando expuesto el generoso busto de la joven; sus piernas cubiertas con un estilo de falda china negra, que se abría en el costado de sus piernas desde los tobillos hasta casi el inicio de su cadera, dejando expuesta aquella hermosa y blanquecina piel; sobre su cintura se ataba un estilo de cinturón de hilos de oro. Su largo cabello rosado estaba atado en un medio moño que le daba un aspecto más gracioso y elegante a la diosa; sin embargo, aquella sección de su larga cabellera que se encontraba suelta se mecía violentamente tras de su espalda a cada movimiento de la mujer; sus ojos se veían fieros y guerreros, sin dejar de lado nunca la seducción tan característicos de los mismos. Logró darle una fatal ataque a uno de sus enemigos haciendo que este cayera muerto a sus pies, cuando de pronto, frente a ella apareció una gran esfera negra, tras de la cual pudo ver a Lucifer; aquél enemigo al cual tanto deseaba detener.

Hasta que aparecéis…Lucifer

Logró decir antes que ambos fueran transportados hasta un hermosísimo bosque donde aquél ser a quien ahora se enfrentaba le hacía una delicada reverencia, demostrando respeto; aunque al momento de incorporarse pudo ver en su mirada toda aquella imaginación que la incluía a ella. Su respiración se hizo entrecortada y algo más pesada, haciendo que su pecho se expanda y contraiga detrás de aquella elegante tela que acentuaban sus perfectas curvas.

Vaya…así que…si os entrego mi mano…esta guerra terminará?...Suena algo interesante…aunque…estáis seguro que no es algo más lo que deseáis?

Preguntó la diosa observando serena, seductora y algo seria a Lucifer quien le sonreía de forma extraña; no pudo evitar sonreír, acentuando aun más aquella extraña situación en la que se habían colocado ambos enemigos.

Su perfecta figura, su encantadora voz, su delicioso aroma, cada minimo detalle atraía, no dudaba que con quienes se codeaba la deidad sentirían aquella necesidad de posesión pues el deseo aparecia al instante. Vagamente recordaba el juicio de Paris y sin importar las tácticas de la Olimpica su nombramiento era un hecho sin tal soborno para Paris. Lucifer el miraba fijamente saboreando el delicioso aliento que la deidad a un a tal distancia que les separaba, su boca se secaba y su cuerpo se tensaba pero se mostraba tranquilo y seguro.

Sus palabras, aquella reacción que con tal finura Lucifer podria reconocer de inmediato, correspondía a su sonrisa… por un momento aquel ambiente bélico se esfumo con tal solo corresponderse en un acto tan simple y simbolico. Angelius no podía evitar no sentirse cautivado, la lujuria era su pecado favorito y con solo ver a tal elegante y seductora deidad no podía contener sus deseos. Continuo sonriente con aquella mirada penetrante en tal suculenta criatura que le miraba fijamente, sus bellos ojos no podían escapar a la seducción de su propia esencia.

La suave brisa acaricio a ambas figuras, el paisaje en que se encontraban solo reflejaba paz y belleza. Apenas dos pasos le separaban de aquella dama que sin decir nada le llamaba… se acerco lo suficiente para rodear tan delicada cintura con su diestra mientras su siniestra tomaba la mano de Afrodita, parecia una escena de Vals – Deseo tanto… con solo mirarte mis ambiciones crecen…- Subitamente el angel curva a su acompañante hacia atrás dejando a su disposición aquel delgado cuello y tan generoso busto, Lucifer se acerco a su cuello – La guerra acabaría… si me entregas lo que ahora tanto deseo de ti…- dijo en susurro besando con sutileza su cuello , el sabor de su piel, su aroma tan cercano era una combinación fatal, consumiendo su mente en el mas profundo deseo… como si fuese un amante Lucifer ascendió desde su cuello rozando sus labios hasta su oreja - ¿puedes sentirlo? – dijo nuevamente en susurro apoyando suavemente su mejilla en la ajena, se refería a su esencia, Lucifer podía ser tan humano en ocasiones como tan vanidoso dotado de aquel linaje divino pero ahora estaba cegado… ansioso de poseerla que incluso su cosmos demostraba aquello, una esencia calida, reconfortante y envolvente.

Desde aquella postura ambos podían verse de reojo, Lucifer le sostenía con delicadeza y a la vez firmeza , queria recordar tan sutil calor que emanaba la deidad y tal fragancia de su ser, cerro sus ojos y con suavidad atrajo su siniestra que aun sujetaba la diestra de la deidad, otorgando un suave beso mientras entrelazaba sus dedos, él no pensaba, se dejaba llevar por lo que sentia…

Podía sentir s corazón agolparse dentro de su pecho, haciendo que su respiración se haga un poco más pesada, provocando que su pecho se eleve y descienda lentamente para intentar llenar sus pulmones del aire, que se convertía en algo cada vez más pesado y dificultoso para ella obtener. Sus brillantes ojos se iluminaron ante la delicada caricia de la luna, haciendo que estos brillasen con intensidad, tanto que parecieron convertirse en diamantes; su largo cabello se mecía lentamente detrás de su espalda ante la delicada caricia de la brisa.

Sus ojos se quedaron completamente apegados a la mirada de Lucifer, la sensación de ser desnudada tan solo con los ojos, era algo con lo que ya estaba acostumbrado a lidiar, y hasta la llenaba, en una forma que aun no lograba llegar a explicar; después de todo, la sensualidad y el amor eran algo que estaba muy ligado al cuerpo y sus sensaciones, alcanzando en un instante la perfección completa. Lo siguió con la mirada mientras se acercaba a ella atrapando su delicada cintura con uno de sus brazos; usando el otro brazo que le quedaba libre para toquetear con suavidad la piel de su brazo hasta alcanzar su larga y delicada mano y enrededar sus fuerte dedos entre los de ella.

Sus palabras resonaron en su oído, en un leve susurro cargado de seducción mientras la doblaba hacia atrás, dejando que su cabello se enredara entre sus dedos mientras la falda negra se desplegaba hacia atrás, dejando ver el largo blancor de sus piernas. Colocó una de sus manos sobre la espalda de Angelius para evitar perder el equilibrio y caer al suelo, mientras sus ojos escudriñaban hasta la más mínima insinuación de los perversos deseos del ángel desterrado del cielo. El sonrojo no se hizo esperar al sentir los labios de él recorrer la suave piel de su cuello hasta finalmente subirlos acariciando con suavidad su piel y labios hasta llegar a su oreja, rozándola suavemente con su aliento; apoyó su mejilla contra la de ella palpando la suavidad de la piel de su rostro mientras hablaba.

No es necesario ser un dios para percatarse de vuestras intenciones Lucifer-Susurró aquella voz cercana a su oído debido a la posición mientras incrustaba levemente sus uñas en la espalda de él-Suena tentador…acabar con las guerras a cambio de uno de los placeres de los que más disfruto desde que Zeus me trajo al mundo

Su voz se escuchaba seductora y sensual, baja y tan cercana a él que casi podía materializarse como un cuerpo desnudo entre sus brazos mientras sus dedos recorrían la larga espalda de Lucifer hasta llegar a su cintura y arañar levemente su espalda baja; si iban a luchar contra aquél enemigo que la había traído a ese mundo, se divertiría antes de ponerle fin. Sus labios se entreabrieron suavemente mientras arqueaba su espalda dejando ver aquella perfecta líneas de dientes que se ocultaban tras esos suaves y carnosos labios.

A cuantas mujeres habéis despedazado con aquél deseo que ahora os ha traído hacia mi

Susurró la voz sensual de la mujer.